¿Tienes problemas de confianza? Pues yo sí. Cuando la gente dice que hará una cosa y no la cumple, pierdo la confianza. Cuando el pronóstico anuncia sol y cielo azul, pero me despierto y lo encuentro lloviendo y gris, mi confianza se desvanece. Cuando mi mecánico me dice que es solo una pequeña reparación, pero termina costándome tanto que vacié mi cuenta bancaria, me siento engañado y mi confianza se rompe.
¿Pero qué hay de confiar en el Señor? ¿Te cuesta confiar en las promesas de Dios? Una vez más, y lo confieso, sí. Seamos sinceros, no siempre es fácil depositar nuestra confianza al cien por cien en un Dios que no podemos ver ni tocar. Cuando oramos y nuestras oraciones no reciben respuesta, un acto de fe a veces puede parecer más como un duro paseo por el cemento que se seca. Confiar en el Señor es un desafío cuando la vida te da limones mohosos en lugar de limonada fresca.
El otro día, de repente, un amigo me envió este versículo bíblico al enterarse de mis problemas actuales de confianza en la fe. «Confía en el Señor para siempre, porque el Señor, el Señor mismo, es la Roca eterna» (Isaías 26:4 NVI).
Y cuando abrí mi aplicación de la Biblia, el versículo anterior también me impactó profundamente: «Guardarás en completa paz a los de mente firme, porque confían en ti» (Isaías 26:3 NVI).
«Bueno, Señor», dije con la cabeza alzada, «sí, no estoy confiando en ti como debería. ¡Perdóname y ayúdame, por favor!». Me arriesgo a decir que tú también has pasado por esto alguna vez. Asiente si es así. ¡Nos vemos! Confiar en Dios requiere esfuerzo de nuestra parte y una gran dosis de fe, especialmente cuando esperamos que nuestras oraciones sean respondidas.
Justo antes de escribir estas palabras, mi esposa me envió un video de Instagram. En él, alguien decía:
“Nunca puedes perder la fe. Esa es la clave. Tienes que creer en algo que no puedes ver. Tienes que creer cuando no ves ninguna manera ni cómo. Tienes que perseverar y seguir creyendo. Dios siempre viene. Este es el asunto: en el momento en que le pides algo a Dios, él lo empaqueta y te lo envía. El problema con el paquete es que nunca te dice la fecha de llegada. Llegará. Simplemente no te dice cuándo. Si te dijera cuándo, destruiría la relación necesaria para tener una vida abundante, que es la fe”.
¡Qué poderosa joya de sabiduría! ¿Y los dos versículos bíblicos de Isaías? Palabras contundentes de consuelo y esperanza, y sí, CONFIANZA. Querido amigo, no sé por lo que estés pasando ni por qué estés orando. Pero juntos, enfoquemos nuestra energía en Jesús, el autor y protector de nuestra fe. Confiemos en que Dios lo tiene todo bajo control, incluso cuando nosotros no.
¡Amén!
Paul Smyth
Edmonton, Alberta, Canadá
Traducido al español por Pascal Lambert