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Cultivando zanahorias y tu fe

by | Oct 10, 2025 | Español, Faith, Focus, Relationship, Spanish Devotionals

Cada primavera, planto un pequeño huerto. Nada del otro mundo, pero la tierra produce una modesta cosecha de zanahorias, judías verdes, calabacines y tomates. Siempre es un placer plantar semillas, regarlas y, con un poco de suerte, verlas brotar y crecer. Cualquier huerto requiere una dosis moderada de amor y cuidado, agua y sol, desherbar y podar. Si las plantas no reciben alguno de estos nutrientes, no crecerán ni prosperarán como deberían.

El éxito de mi huerto también depende de la calidad de la tierra: si no fertilizo, noto que las plantas son más pequeñas y menos robustas. Sí, aquí está la analogía de la fe que supongo que ya sabías. Si no leo la Biblia todos los días, ni oro, ni paso tiempo a solas con Dios, mi fe no crecerá y la paz que Dios quiere que experimente se erosionará. Y seamos sinceros, la vida hoy en día está llena de experiencias que pueden desafiar nuestra fe y robarnos la paz. Por curiosidad, busqué versículos bíblicos sobre la jardinería y la fe. Un versículo que me llamó la atención es del libro de Isaías: «El Señor siempre te guiará; saciará tus necesidades en tierra árida y fortalecerá tu cuerpo. Serás como un huerto bien regado, como un manantial cuyas aguas nunca faltan». (Isaías 58:11 NVI)

Mi hija me envió recientemente una hermosa foto de zanahorias de su huerto. No pude evitar pensar en cómo las semillas bien regadas y la tierra fértil darán fruto, o en este caso, zanahorias, lo que me lleva a una confesión: hay días en que no tomo mi Biblia y no fertilizo mi alma con la palabra de Dios. A veces estoy tan llena de preocupaciones que tiendo a dejar a Dios de lado cuando debería estar corriendo hacia él para fortalecer mi cuerpo y satisfacer mis necesidades, como se mencionó anteriormente. Mi fe no crecerá, florecerá ni estará lista para ninguna cosecha divina si no me esfuerzo.

Hay otro versículo bíblico reconfortante en Jeremías: “Pero bienaventurados los que confían en el Señor y han puesto en él su esperanza y confianza. Son como árboles plantados junto a la orilla del río, cuyas raíces se hunden en las aguas. A estos árboles no les molesta el calor ni se preocupan por los largos meses de sequía. Sus hojas se mantienen verdes y nunca dejan de dar fruto.” (Jeremías 17:7-8 NTV)

En resumen, amigo mío, y me lo digo también a mí mismo: es vital que nos mantengamos arraigados en Jesús y pongamos toda nuestra esperanza y confianza en Él. No podemos esperar raíces profundas de fe si no hacemos un esfuerzo concertado por acercarnos a la única persona que puede sostenernos ante cualquier sequía que la vida nos depare.

Así que, si te animas, yo tomo mi regadera y tú tu Biblia. ¡Crezcamos juntos!

Paul Smyth

Traducido por Pascal Lambert

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