Como habrás experimentado en la vida, ser creyente en Jesucristo no siempre significa un jarrón lleno de vibrantes rosas rojas o rayos de sol radiantes que caen en cascada sobre un cielo azul rey. Quizás asientas con la cabeza, pero hay días en que me siento muy cerca de mi Padre Celestial, y otros, simplemente no. Actualmente, mientras escribo estas palabras, siento que mi fe se balancea en el borde del frasco de pepinillos espirituales, y, sinceramente, no tengo a nadie a quien culpar más que a mí mismo.
¿Por qué?, te preguntarás. Bueno, me alegra informar que he identificado tres cosas mientras estoy sentado a la mesa de la cocina, tomando café caliente, reflexionando sobre mi dilema de fe y viendo a una ardilla en mi jardín subir y bajar del mismo árbol varias veces como si estuviera perdida.
Primero que nada: Incluso cuando me desvío y no alimento mi fe, Dios me ama y nunca cambia. “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos.” (Hebreos 13:8 NTV)
“’Yo soy el Señor, y no cambio. Ahora regresen a mí, y yo regresaré a ustedes’, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.” (Malaquías 3:6 NTV)
Cuando nuestra fe se pone a prueba y nos desviamos y nos volvemos perezosos, es increíble pensar que Dios no hace lo mismo. Él es constante e inmutable, por lo que siempre está ahí para recibirnos cuando reajustamos nuestro corazón y alma para regresar al redil de Cristo Jesús.
Segundo: No he estado leyendo la Biblia con la fidelidad que debería.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñarnos la verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida.” (2 Timoteo 3:16 NTV)
“Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz en mi camino.” (Salmos 119:105)
Si eres como yo, me resulta fácil encontrar tiempo para todo menos para leer la Biblia. Sospecho que al diablo le encanta eso y le encanta cuando una vida ajetreada me aparta del libro que transforma vidas. Necesito dedicar más tiempo a leer la Biblia. No podemos cultivar nuestra fe sin llenar nuestros corazones con la palabra de Dios.
Por último: no busco suficiente tiempo a solas con el Señor, como él anhela con tanta desesperación.
“Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes.” (Santiago 4:8 NTV)
“Pero tú, cuando ores, retírate a solas, cierra la puerta y ora a tu Padre en privado. Entonces tu Padre, que todo lo ve, te recompensará.” (Mateo 6:6 NTV)
Incluso en los mejores momentos, la vida está llena de desafíos angustiosos. Necesitamos esforzarnos mucho para mantenernos rectos y, preferiblemente, felices. Nuestro camino de fe también requiere un esfuerzo diligente de nuestra parte, y si no nos esforzamos, podríamos encontrarnos en un aprieto espiritual, ¡algo en lo que preferiría no estar!
Paul Smyth
Traducido al español por Pascal Lambert