Últimamente he notado un patrón.
En los días que hemos reservado para meditar en los preciosos regalos de Dios (días festivos, domingos, etc.), mi mente va a todas partes menos a Dios. Y cuanto más intento meditar en Jesús y sus increíbles regalos, más problemas me lanzan.
Para compensar, intento elaborar un plan de acción; sin embargo, invariablemente se frustra.
¿Casualidad? No lo creo. ¡Creo que es intencional! El diablo no quiere que contemplemos a Jesús ni meditemos en los regalos que nos ha dado. Prefiere mucho más mantenernos atados a la autocompasión, la depresión o un sinfín de otras emociones que se nos presentan…
El Viernes Santo de 2024 fue un buen ejemplo. Estaba decidido a dedicar tiempo a meditar realmente en Jesús. Decidí comenzar con mi servicio de adoración y luego dar una larga caminata de oración. Me levantaría más temprano de lo habitual para terminar todo a tiempo para el servicio de Viernes Santo en nuestra iglesia.
¡Era un buen plan!
El único problema es que la demencia de mi esposo ha empeorado tanto que no puede sentarse lo suficiente para ir a la iglesia, y no hemos ido en varias semanas. Pensé que, como el servicio de Viernes Santo era más corto de lo habitual y además venía seguido de un desayuno, estaría dispuesto a ir. Rezaba para que estuviera dispuesto. Sin embargo, cuando se lo mencioné el jueves por la noche, se molestó y la psicosis inducida por la demencia le entró. De repente, mi plan perfecto se arruinó…
Decidí dejarlo en manos de Dios e intentar dormir un poco. Desafortunadamente, alguien necesitaba ayuda, y me quedé despierta hasta mucho después de mi hora de dormir intentando ayudarlo. Me levanté temprano el viernes por la mañana, como lo había planeado, pero tenía tanto sueño que me costó concentrarme durante el culto. Además, seguía molesta por la negativa de mi esposo a ir a la iglesia… Después de todo, me había visto obligada a renunciar a tanto por su culpa. ¿Acaso no podía concederme esta pequeña cosa?
Era la receta perfecta para una gran “fiesta de autocompasión”. Me lancé de lleno, y no tardé en convertir mi autocompasión en ira.
¡Desde luego, no estaba dedicando tiempo a meditar en Jesús!
Después del desayuno, mi esposo seguía negándose a ir a la iglesia y se ponía furioso cuando se lo mencionaba. Salí a caminar e intenté tener una buena conversación con Dios, pero estaba demasiado distraída, compadeciéndome de mí misma por no poder ir. Vi el servicio en línea, pero él estaba dando tumbos por la casa, infeliz, y yo no podía concentrarme…
No, el diablo no quiere que pasemos tiempo contemplando a Jesús y su increíble don. Ha secularizado las festividades, y cuando aun así intentamos centrarnos en Jesús, nos pone otras trampas: «Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quién devorar» (1 Pedro 5:8b NVI).
¡Sin embargo, hay un antídoto!
La primera parte de 1 Pedro 5:8 nos da una pista: «Sean sobrios y estén alerta» (1 Pedro 5:8a NVI). ¡Debemos estar alerta, siempre atentos a dónde el diablo pueda intentar atraparnos! ¡Especialmente en estos días dedicados a contemplar verdaderamente a Jesús y su increíble don!
La segunda parte tiene que ver con el «control mental»: «Por lo demás, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de elogio; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto piensen». (Filipenses 4:8 NVI). Podemos encontrarnos con situaciones que nos hagan tomar caminos equivocados en nuestros pensamientos, pero, en última instancia, somos nosotros quienes tenemos la decisión de tomarlos o no. La Biblia es clara: cuando nos enfocamos en lo honorable, lo justo, lo puro, lo amable, loable y lo verdadero, ¡no hay espacio en nuestros pensamientos para la “basura” que el diablo intenta lanzarnos!
¡Y esta es precisamente la solución al problema de que el diablo no quiera que meditemos en Jesús!
Mientras caía cada vez más en la “trampa de la autocompasión” el Viernes Santo de 2024, Dios comenzó a hablarme sobre el terrible día que Jesús tuvo hace 2000 años… Me sugirió que me centrara en eso en lugar de en mis propios problemas. De repente, mi día no parecía tan malo, y cuanto más pensaba en la pasión de Jesús y su camino a la cruz, más contemplaba el dolor y la agonía que sufrió física, mental, espiritual y emocionalmente, y más se desvanecía mi autocompasión…
Mañana celebramos la resurrección de Jesús. Recordaremos cómo fuimos justificados ante Dios, no por nuestros propios méritos, sino por los de Jesús (ver Filipenses 3:9). Celebraremos cómo Jesús venció a la muerte (ver 1 Corintios 15:55-57). Celebramos nuestra unidad con Cristo (ver 2 Corintios 4:14). Celebramos nuestra esperanza viva (ver 1 Pedro 1:3-4), etc. Estén atentos a cualquier distracción y contrarrestémosla meditando en el regalo perfecto que Jesús nos dio.
En su amor,
Lyn
Lynona Gordon Chaffart
Autora, Moderadora, Directora Interina, Ministerios Answers2Prayer
Traducido al español por Pascal Lambert