“Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: “Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?” Jesús les respondió: “No es que pecó éste ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Es necesario que hagamos las obras del que me envió mientras es de día; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Mientras yo estoy en el mundo, luz soy del mundo”. (Juan 9:1-5 NVI)
¿Alguna vez alguien te ha juzgado por alguna desgracia que te ha sucedido? “Dios debe haberte maldecido”, le dijeron. “Hiciste algo malo”.
Es algo horrible de escuchar cuando ya estás sufriendo. Y tal vez comiences a preguntarte: ¿Y si tienen razón?
Pero Jesús deja en claro que eso está mal. La gente sufre por muchas razones, la mayoría de ellas no tienen nada que ver con el castigo. Dios nos llama a reaccionar ante el sufrimiento como lo hace Jesús: con bondad y misericordia.
¡Mira el efecto que su tierno cuidado tuvo en el hombre! En cuestión de horas, el hombre había sido condenado por los líderes religiosos y negado por sus padres. Y, sin embargo, cuando Jesús lo encontró más tarde, el hombre no se quejaba. Aprende quién es Jesús, el Único que Dios envió para ser nuestro Salvador, y lo adora. Mientras tenga a Jesús, estará contento.
Nosotros también podemos encontrar esperanza, luz y satisfacción en Jesús. Él ha dado su propia vida por nosotros, para que podamos vivir en la luz de su resurrección para siempre. ¿Cómo podría no ayudarnos en nuestro sufrimiento ahora con toda misericordia, amor y gentileza?
Oramos: Salvador, sé la luz en mis momentos más oscuros. Amén.
Preguntas para la reflexión:
* ¿Prefieres el día o la noche? ¿Por qué?
* ¿Por qué crees que la gente a menudo se apresura a culpar a los que sufren?
* Cuéntanos sobre una ocasión en la que la gentileza de Jesús te ayudó.
Las devociones de Cuaresma fueron escritas por el Dr. Kari Vo.
Publicado originalmente en The Lutheran Hour el 26 de febrero de 2024
Usado con permiso de la Liga Internacional de Laicos Luteranos, todos los derechos reservados
Traducido al español por Pascal Lambert