En mi último año como maestra, el director de la escuela cristiana donde enseñaba eligió como lema anual la frase “No hay vuelta atrás”. Con ese fin, colgué un cartel de “No dar vuelta en U” en la puerta de mi aula. Además, la escuela exploró este tema de diversas maneras durante el año. A fines de año, en junio de 2011, me jubilé. La imagen en la que sostengo el cartel es una documentación inteligente del final de mi antigua vida como maestra a tiempo completo. Mi esposo y yo esperábamos nuevas aventuras en los años venideros
El símbolo de tránsito en mi puerta era una interpretación alegre de no volver a nuestras viejas costumbres. Desafortunadamente, la gente en la Biblia volvió atrás muchas veces. Después de que Jesús alimentó a 5.000 personas con el pequeño almuerzo de un niño, caminó sobre el agua y enseñó a sus discípulos que Él era el verdadero pan de vida del Cielo. “En ese momento muchos de sus discípulos se apartaron de él y lo abandonaron” (Juan 6:66 NTV). Estas personas se sentían incómodas con lo que estaban escuchando. La enseñanza era demasiado pesada para ellos. Los nuevos creyentes pensaban que tenían que incorporar sus antiguas creencias a esta nueva manera de pensar. No entendían que Jesús les estaba enseñando un nuevo camino y que tener fe era suficiente para la salvación. No era necesario someterse a las leyes y tradiciones judías.
Cuando los discípulos se alejaron de Jesús, Él preguntó a sus doce amigos especiales: “¿También ustedes se van a ir?”
“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:88 NTV)
De manera similar, hubo momentos en mi vida, en mi inmadurez, en los que quería “dejarlo”, dar marcha atrás. Mi amiga, la esposa de un pastor sabio, señaló: “¿A dónde iríamos si nos volviéramos atrás en nuestra fe?” Jesús tiene todo lo que necesitamos. No hay otro camino.
Además, Pablo, al hablar a la iglesia de Galacia, dice: “Estoy sorprendido de que se estén alejando tan pronto de Dios, quien los llamó a sí mismo mediante la amorosa misericordia de Cristo”. (Gálatas 1:6 NTV)
A los creyentes gentiles de la iglesia se les enseñaba que debían someterse a la circuncisión y también a seguir las restricciones dietéticas judías para crecer en su nueva fe. Pablo agrega: “¿Qué insensatos son ustedes? Después de haber comenzado su vida cristiana en el Espíritu, ¿por qué ahora tratan de perfeccionarse por sus propios esfuerzos humanos?” (Gálatas 3:3 NTV). Se habían convertido en creyentes al aceptar, por fe, el mensaje del sacrificio de Cristo en la cruz. Insistir en que los nuevos creyentes tenían que seguir además las reglas del judaísmo era un paso atrás. Eso era totalmente innecesario para su nueva vida.
“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. (Juan 6:88 NTV)
En conclusión, Pablo resume diciendo: “Así que Cristo verdaderamente nos libertó. Ahora asegúrense de permanecer libres y no se dejen atar de nuevo a la esclavitud de la ley”. (Gálatas 5:1 NTV)
Oración: Señor, a pesar de las difíciles lecciones de vida que tenemos por delante, ayúdanos a no reaccionar dándonos por vencidos, dando marcha atrás. En tu misericordia, ilumíname; muéstranos cómo se aplican tus palabras a nuestras propias situaciones. Ayúdanos a crecer en la gracia, mientras miramos hacia adelante. Ayúdanos a no dar marcha atrás a las cosas que nos obstaculizan. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.
Alice Burnett
Red Deer, Alberta, Canadá
Traducido por Pascal Lambert